jueves, 21 de septiembre de 2006

Claridad

(Del lat. clarĭtas, -ātis). Distinción con que por medio de los sentidos, y más especialmente de la vista y del oído, percibimos las sensaciones, y por medio de la inteligencia, las ideas. FUENTE: Diccionario de la RAE.

A nombre de la democracia, Estados Unidos mantiene tropas en Iraq, Gen Sonthi Boonyaratglin dio un golpe de estado en Tailandia mientras el premier estaba en New York, y AMLO busca imponerse como 'Presidente Legítimo' de México.

Lo que el mundo en desarrollo necesita, en América Latina, Asia y África, es claridad. Democracia no es neoliberalismo, no es proteccionismo, no es una marcha (o un plantón), pero tampoco es represión y supresión de las libertades básicas.

Democracia es el apego a las instituciones que funcionen bajo reglas del juego que tienen por principio mantener la dignidad de toda persona, valorada en términos de su libertad, equidad de oportunidades, propiedad privada y seguridad jurídica. Quien no esté dentro de esas reglas, no es un demócrata, no importa cuánta gente pueda juntar en el Zócalo del DF, cuánta 'tranquilidad' haya en Bankok, o cuánto se discuta la habilidad y fuerza políticas de Nuri Kamal al-Maliki.

Claridad es lo que nos falta para entender y explicar la democracia, esa cosa tan similar a la pornografía: ambas son difíciles de definir, pero cuando las ves no cabe duda de que lo son.

martes, 19 de septiembre de 2006

La Ignorancia

Es un día helado de marzo de 2002 en la Universidad de Wisconsin Eau Claire. la planta baja de Schneider Hall alberga un aula que da cabida a uno de los cursos con mayor demanda, impartido por Leonard Gambrell, el profesor estrella y director del departamento de Ciencia Política. La clase, Politics of War and Peace, tiene alrededor de 100 alumnos de las distintas disciplinas que se ofrecen en la universidad, y es uno de los cursos más atestados del departamento, por la fama de su titular y porque no hay prerequisitos para entrar.

Esa mañana, el profesor Gambrell habla apasionadamente sobre gobiernos represores, sobre Pinochet, Pol Pot, Videla. Los chicos lo escuchan con respeto, con atención y con convicción. En medio del aula, Carlos Martínez, un estudiante junior de Ciencia Política que ha venido de intercambio desde México, levanta la mano.

"Profesor, ¿es cierto que Estados Unidos apoyó el golpe de estado en Chile?", le pregunta con osadía al profesor, a sabiendas de la respuesta.

Se hace un silencio incrédulo en la enorme aula. Gambrell sonríe a medias y contesta, "Sí, pero la mayoría de la gente no lo sabe, ni lo sabía. No puedes culpar a alguien por su ignorancia".

Cuando alguien me lanza el argumento de que el 9/11 fue algo que se merecía Estados Unidos, recuerdo a Gambrell y ese día en la UWEC. Podemos estar en desacuerdo con la política de Estados Unidos hacia el mundo, con las decisiones que toma y con las medidas que impone, pero difícilmente podríamos estar de acuerdo con el terrorismo, sin importar de quién venga, qué causa defienda o a quién vaya endosado. La gran lección de Gambrell es justamente esa: es imposible emitir un juicio en contra de los estadounidenses por cosas que hace su gobierno y ellos ignoran. Y podría contraargumentarse que ellos tendrían la obligación de saberlo.

Y me pregunto: ¿cuántos periódicos nacionales leemos a diario? ¿qué tan bien conocemos nuestras leyes, nuestras instituciones o nuestra historia? ¿cómo está nuestro dominio de la información, del lenguaje o del conocimiento universal?

Me alzo de hombros, como aquella mañana de marzo de 2002, y pienso: en efecto, no podemos culparlos por su ignorancia.

miércoles, 6 de septiembre de 2006

Otro Testimonio

Últimamente me he topado con mucha gente que abiertamente se declara de izquierda pero está radicalmente en contra de AMLO. Han destacado los comentarios de un taxista, del autor de Realidad Novelada con sus Reflexiones Noveladas de un Izquierdista, y ahora este documento de una mujer perredista declarada a quien una tía se encontró en la consulta mensual en oncología, y que le entregó la fotocopia sin más explicaciones. He aquí un fragmento:

"El Sr. Andrés Manuel López Obrador es una persona enferma mental peligrosa a quien tenemos que relegar con la unión de todos los mexicanos y apoyando a nuestras instituciones, leyes (que él desprecia) e ignorándolo en todo cuanto haga y diga".

Consulta el documento completo aquí.

Después del jalón de orejas que dio el TRIFE a la CCE, y al ver este tipo de manifestaciones ciudadanas, me parece que un error terrible de nuestra democracia es tratar de taparle la boca a todo mundo. (En el caso de los servidores públicos es otra historia).

Recuerdo que hace algunos años, durante un foro sobre democracia y medios que celebró el IFE, un analista paraguayo decía que, sanamente, en su país los medios de comunciación tomaban partido como más les acomodaba. Eso me parece que es lo más adecuado. Pero ya sabemos que muchas veces se considera al ciudadano como un retrasado mental susceptible de manipulación, aunque esto no ha sido comprobado por la Comunicación Política nunca.

¿Para qué ser mustios? Si el Dr. Simi quiere gastar su lana en su propia campaña, en un viaje a la luna o en tortas y tamales para repartir en el Zócalo, adelante. Pienso que cada quien debe tener derecho de gastar su dinero como quiera, y de expresar sus opiniones por los medios a su alcance.

NOTA AL PIE


¡¡Felicidades a Felipe!!, aunque esto no se acaba hasta que se acaba... y es apenas el principio.

sábado, 2 de septiembre de 2006

El Informe

Reconozco que son pocas las cosas que le admiro a Fox. Pero ayer se voló la barda. Justamente hizo lo que tenía que hacer: llegó al recinto legislativo, y ante la imposibilidad de dar su mensaje político, dejó el Informe y se fue, dando su mensaje por televisión más tarde.
Las ventajas de esta acción me parece que fueron:
  1. Puso en evidencia al PRD como un grupo intolerante.
  2. Evitó la confrontación, y al mismo tiempo evitó que los reflectores se fueran a la tribuna.
  3. Mantuvo una imagen de acatamiento de la ley, las instituciones y la tradición, porque no pudo subir a la tribuna, no es que no quisiera rendir cuentas.
  4. Se ahorró insultos y rechiflas.
  5. Al fin entendió que, en política, para que exista Dios, tiene que existir el diablo.

Lo negativo es que la estrategia podría tender a dividir aún más a la clase política, que de por sí se rehusa a dialogar y a establecer puentes entre ella, o bien les puede caer el veinte, como decía Emilio Gamboa ayer en una entrevista, de que todo mundo sale perdiendo con este hecho, y los legisladores necesitan trabajar en la mejora de la imagen que están proyectando a la sociedad (si quieren un cursito, me alquilo barato).

Por otra parte, su discurso ante la televisión estuvo muy mal editado (mi mamá con dos VHS lo hubiera dejado mejor), y definitivamente fue su gran oportunidad de construir al enemigo: no a su enemigo, sino al enemigo de la democracia y del pueblo:

"La democracia es una conquista de la conciencia y de la razón. Es un patrimonio de todos los mexicanos; un patrimonio que se ha alcanzado con la lucha de generaciones. Vivir en democracia es nuestra decisión. Es responsabilidad de todos fortalecerla y hacerla más eficaz. La gobernabilidad democrática avanza por la vía institucional. Hoy los conflictos políticos y sociales se procesan en las instituciones. La democracia no es un fin en sí mismo; es un medio para consolidar a la nación y alcanzar el desarrollo que todos queremos. Los verdaderos demócratas piensan, hablan y actúan con apego a los valores y las normas de la democracia. Para ser demócrata no basta proclamarlo. La convicción democrática se demuestra en los hechos".

viernes, 1 de septiembre de 2006

Política 101 (II)

  1. Al infierno vete en coche.
  2. A las mujeres y a los políticos nunca les preguntes algo que no estés seguro de querer saber.
  3. El NO se opone al para tomar su lugar. (Ana Braga)
  4. El 'siempre' y el 'nunca' son garantía de chantaje. (Jesús Meza)
  5. Del plato a la boca se cae la sopa.
  6. Júntate con un pendejo y un cochino, y se te pega lo pendejo y lo cochino.
  7. Hágase la voluntad de Dios... en las mulas de mi compadre.
  8. La mujer del César no sólo debe ser casta: también debe parecerlo.
  9. No le pidas peras al olmo.
  10. A los medios y a las mujeres, ni todo el amor, ni todo el dinero.

serie 101