(Del lat. clarĭtas, -ātis). Distinción con que por medio de los sentidos, y más especialmente de la vista y del oído, percibimos las sensaciones, y por medio de la inteligencia, las ideas. FUENTE: Diccionario de la RAE.
A nombre de la democracia, Estados Unidos mantiene tropas en Iraq, Gen Sonthi Boonyaratglin dio un golpe de estado en Tailandia mientras el premier estaba en New York, y AMLO busca imponerse como 'Presidente Legítimo' de México.
Lo que el mundo en desarrollo necesita, en América Latina, Asia y África, es claridad. Democracia no es neoliberalismo, no es proteccionismo, no es una marcha (o un plantón), pero tampoco es represión y supresión de las libertades básicas.
Democracia es el apego a las instituciones que funcionen bajo reglas del juego que tienen por principio mantener la dignidad de toda persona, valorada en términos de su libertad, equidad de oportunidades, propiedad privada y seguridad jurídica. Quien no esté dentro de esas reglas, no es un demócrata, no importa cuánta gente pueda juntar en el Zócalo del DF, cuánta 'tranquilidad' haya en Bankok, o cuánto se discuta la habilidad y fuerza políticas de Nuri Kamal al-Maliki.
Claridad es lo que nos falta para entender y explicar la democracia, esa cosa tan similar a la pornografía: ambas son difíciles de definir, pero cuando las ves no cabe duda de que lo son.