Lo curioso del caso es que los científicos mexicanos que se dedican a explorar el espacio no fueron consultados para su elaboración y, como seimpre en nuestro México kafkiano, se enteraron por las noticias.
¿Aún más curioso? He aquí la descripción de AEXA, según el artículo 2 del mentado proyecto: "es un organismo de carácter técnico especializado, encargado de coordinar, impulsar y fomentar todo lo relacionado con la investigación, exploración y utilización del espacio exterior, como patrimonio de la Nación".
¡Claramente, ahora tendrá que someterse a aprobación del Senado, por mayoría calificada, el paso de satélites, estaciones espaciales y demás artefactos, chatarra o no, terrestres o extraterrestres, que usen el espacio exterior patrimonio de la Nación!
¡Pero es increíble, esto sigue! La justificación para AEXA es que "la creación de agencias espaciales tiene grandes impactos en las áreas como telecomunicaciones, la medicina, la robótica, la electrónica, el mejoramiento de técnicas de suelo agrícola y la ecología; teniendo como efecto inmediato para el país una mayor capacidad de generar propiedad intelectual y de tecnología".
(Es algo así como decir: "tener relaciones sexuales sin protección tiene grandes impactos sobre el estado de gravidez de la mujer". ¡No la ch...!)
¡Es que cómo no se nos ocurrió antes! Vaya, si no fuera porque entre la promulgación del decreto y el efecto inmediato hay como cien años luz de distancia...
Podría seguir seis cuartillas cotorreando el punto, pero ya me duele el estómago por la risa. ¡Hace mucho que no me reía tanto! ¡Gracias, H. Cámara de Diputados!
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